La demócrata Nancy Pelosi fue reelegida hoy como presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos al iniciar las sesiones del nuevo Congreso electo el 3 de noviembre, en el inicio de una semana tensa por la acción de un grupo de senadores republicanos que intentarán en minoría boicotear la proclamación de la victoria presidencial del demócrata Joe Biden en una sesión conjunta el miércoles y por los dos balotajes del martes que definirán quién controlará el Senado.
La elección de Pelosi era una de las pocas certezas de esta semana de arranque del 117° Congreso de Estados Unidos, aunque la dirigente, que inicia su cuarto período consecutivo como como titular de la Cámara, fue electa por sólo 216 votos frente a los 209 que reunió el candidato republicano, Kevin McCarthy.
Dos demócratas han votado en contra de Pelosi, Jared Golden, de Maine, y Conor Lamb, de Pensilvania y otros tres votaron presente: Mikie Sherrill, Abigail Spanberger y Elissa Slotkin, lo que implica una abstención y reduce así el total de votos.
Los republicanos, en cambio, han votado en bloque a favor de McCarthy, que será así el portavoz republicano en la Cámara.
La polémica estuvo marcada por la presencia de la representante demócrata Gwen Moore, quien ha participado en la sesión a pesar de haber dado positivo por coronavirus la semana pasada.
Moore asegura que el equipo médico del Capitolio le dio el visto bueno para participar y Pelosi lo ha permitido.
Así como la elección en Representantes estaba prevista, la mayoría del Senado aún es incierta.
Los republicanos perdieron terreno en las elecciones, pero mucho menos de lo que pronosticaban las encuestas y ahora la composición final se definirá el próximo martes con dos balotajes en el Estado de Georgia.
Los demócratas pusieron a funcionar de nuevo toda su maquinaria electoral a favor de los candidatos demócratas -Jon Ossoff, un productor audiovisual de 33 años y Raphael Warnock, un pastor negro de 51 años- porque si ambos ganan, el Senado quedaría 50 a 50 y el voto del desempate sería el de la vicepresidenta electa y futura titular de la cámara, Kamala Harris.
"Vamos a hacer historia", dijo Ossoff a unas pocas docenas de simpatizantes ayer en la pequeña ciudad de Eatonton, en medio de una zona rural donde los afiches de simpatizantes del presidente saliente Donald Trump siguen siendo mayoría.
"Cualquier cosa puede pasar, cualquier cosa puede cambiar", contó entusiasmada Patricia Ann Little, de 59 años, una de las personas que se movilizó para apoyar a Ossoff. "Realmente creo que podemos hacerlo", agregó.
De la misma manera que Biden y su compañera de fórmula, Harris, fueron a Georgia para reforzar las campañas de sus aliados, Trump y la dirigencia republicana ha destacado la importancia de esos dos balotajes.
Si los actuales senadores David Perdue, 71, y Kelly Loeffler, 50, logran conservar sus bancas, entonces la cámara alta del Congreso se convertirá en el espacio institucional de resistencia por excelencia de la nueva oposición, como la Cámara de Representantes lo fue para los demócratas desde 2018 frente al Gobierno de Trump.
Las tensiones son altas que tanto Trump como Biden volverán a visitar Georgia mañana para dar un empujón a sus candidatos en el último día de campaña antes de los balotajes.
En ese contexto, el líder de la mayoría republicana saliente del Senado, Mitch McConnell, sabe que la apertura de las sesiones en 2021 y la asunción de los nuevos legisladores podría ser su último acto como máxima autoridad del partido en la cámara alta.
"Sólo tenemos unos días para hacer todo lo posible para volver al Senado", tuiteó ayer Biden, preparando el terreno para esta semana, en la que además un grupo minoritario de legisladores republicanos decidió desobedecer al liderazgo de McConnell e intentará boicotear la proclamación oficial de la victoria presidencial de Biden en la protocolar sesión de ambas cámaras el miércoles.
Esa sesión será presidida por el vicepresidente saliente, Mike Pence, y la gran incógnita en los últimos días era si Pence apoyaría este esfuerzo minoritario en abierto desafío a los pedidos de McConnell.
Hoy, su jefe de gabinete, Marc Short, aclaró esa duda.
"Pence da la bienvenida a los esfuerzos de los miembros de la Cámara (de Representantes) y el Senado para usar la autoridad que tienen bajo la ley para plantear objeciones y presentar pruebas ante el Congreso y el pueblo estadounidense", dijo Short a la prensa y agregó que el vicepresidente comparte "las preocupaciones de millones de estadounidenses acerca de los fraudes e irregularidades en el voto".
Desde la noche misma de las elecciones en noviembre, Trump denunció fraude electoral y se declaró ganador. Sin embargo, desde los jueces de primera instancia hasta las cortes supremas de los estados y la federal rechazaron sus argumentos, principalmente por falta de evidencias.
Pese a esta definición judicial, Trump continúa denunciando fraude y un sector minoritario del Partido Republicano continúa apoyando esa estrategia.
En total, no llegarán a 12 los senadores republicanos que, liderados por el tejano Ted Cruz, disputarán el resultado del Colegio Electoral de diciembre.
Sin embargo, los principales medios y analistas de Estados Unidos descartan que la mayoría de los legisladores de ambas cámaras ratificarán ese resultado y Pence, quien solo apoyó con declaraciones mínimas las denuncias de Trump, se verá obligado a proclamar a Biden como el próximo presidente de Estados Unidos a partir del 20 de enero. (Télam)